Disney pierde la exclusividad de su personaje más emblemático

Si hay una compañía que ha dejado una huella imborrable en la historia del entretenimiento, es Disney. Sus personajes icónicos, sus películas y su imaginación han cautivado a millones de personas en todo el mundo. Pero detrás del mundo mágico de Disney, también existe un tema controvertido: el copyright.

El copyright es el área legal que protege los derechos de autor y las creaciones artísticas o literarias. Estas leyes permiten a los creadores tener el control sobre sus obras y beneficiarse económicamente de ellas.

Si bien este derecho es relevante para su titular, otros creadores cómo tú podrían preguntarse: ¿qué sucede con el equilibrio entre la protección de los derechos de autor y el acceso público a las obras?

Lo que ha sucedido con Disney y los matices de la ley de derechos de autor revelan la complejidad del equilibrio entre los derechos morales y patrimoniales, la duración de la protección, las estrategias legales empleadas por las corporaciones; que emergen como temas cruciales en la intersección de la creatividad y la legislación.

La compañía ha conservado los derechos exclusivos del ratón conocido como Mickey Mouse, por más de 90 años, al menos en su versión original.

Cortometraje ‘El Botero Willie’ en 4K.

Esta versión fue el protagonista del cortometraje “El botero Willie”, estrenada el 18 de noviembre de 1928 y reconocida como la primera cinta animada en utilizar música sincronizada.

En 1998, la ley de copyright en Estados Unidos fue enmendada, extendiendo el tiempo de protección de derechos de autor de 75 a 95 años. Esta enmienda, comúnmente conocida como «ley de copyright de Mickey Mouse», fue evaluada como un esfuerzo por parte de Disney para proteger su personaje más emblemático, Mickey Mouse, y mantenerlo bajo su control durante más tiempo.

Sin embargo, este periodo ha llegado a su fin, puesto que desde el 1 de enero del año del 2024, Disney ya no posee los derechos exclusivos del personaje y este “Botero Willie” ahora pasa a ser dominio público.

Los matices de la ley de Propiedad Intelectual chilena

Por otro lado, en la realidad de nuestro país, la ley N° 17.336 sobre Propiedad Intelectual tiene sus propios matices y reglamentaciones.

La ley chilena establece que la protección de derechos de autor en el país tiene una duración de 70 años después de la muerte del autor.

Si bien es fundamental que los creadores sean protegidos y beneficiados económicamente por sus obras, también es fundamental promover el acceso a la cultura y al conocimiento, por eso, nuestra legislación establece excepciones al copyright en situaciones como la educación, la investigación y el uso justo de las obras.

Es importante tener en cuenta que, aunque existe una legislación específica sobre derechos de autor, nuestra ley de copyright también está sujeto a tratados y convenciones internacionales, como la del Convenio de Berna.

Esto significa que la modificación de las leyes internacionales podrá tener un impacto en la protección de derechos de autor en Chile.

Lo que observamos en el caso de Disney es el esfuerzo por los legisladores en evolucionar las leyes y regulaciones en torno al copyright para responder a los desafíos de la era digital y la necesidad de promoción del acceso a la cultura y conocimiento.

Esta tensión no termina con este ejemplo.

El incremento del uso de Inteligencia Artificial (IA) para la creación de imágenes, sobre las cuales existe una sombra de duda sobre su real originalidad o novedad, es la primera piedra de obstáculo que se debe superar en el ámbito del Derecho de Autor y Propiedad Intelectual.

¿Cómo puede la ley proteger diversos intereses? ¿Se debe abandonar el Derecho de Autor, en favor de la innovación?

Especialmente, debemos considerar que las compañías con mayor presencia en el mercado podrían en un futuro próximo impulsar el uso de la IA para reducir costos, y por ende, apoyar proyectos de ley que disminuyan la protección a los Derechos de Autor.

El futuro de las leyes de copyright dependerá de la capacidad de los legisladores para abordar estos dilemas de manera equitativa y sostenible.

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